En primer lugar, para internacionalizar la cocina venezolana, debemos comenzar por tocar el tema de nuestra identidad gastronómica, ver si existe o no, y en caso que sea cierto pensar que podemos hacer para resaltarla dentro del suelo patrio, para luego, salir al ruedo internacional.
Al hablar de identidad gastronómica en Venezuela podemos decir que está un tanto confundida, por un problema, a mi parecer, de carácter histórico, donde nuestra cultura se ha visto opacada por el fantasma de “lo importado siempre es lo mejor”, reflejándose así, en la transculturización de nuestras costumbres alimentarias. Desde este punto de vista, notamos que en Venezuela, durante las últimas cuatro décadas, han sobrado y siguen sobrando restaurantes franceses, italianos, españoles y mas recientemente japoneses, en los cuales nos acostumbran como comensales a disfrutar de estos convites, sin notar las técnicas, productos y preparaciones propias.
Dicha confusión, aunada a la inmigración europea y sobre todo mediterránea, nos ha hecho pensar que platos como la lasagna, la pizza o el pato a la naranja son propios de nuestra identidad, olvidándonos de los platos que nos hacían las abuelas como el asado negro, la pizca andina o el corbullón y lo que es mas grave aun, estamos permitiendo que estas recetas estén muriendo al mismo ritmo de nuestras progenitoras.
La confusión de la que hablamos no nos permite exportar nada, por mas que queramos hacerlo, por un asunto de ignorancia colectiva, y de perdida de herencia culinaria.
Ante esta problemática debemos sentarnos a pensar: teniendo productos con calidad de exportación como pescados y mariscos o nuestros quesos frescos, climas y suelos para cultivar casi cualquier producto; técnicas y productos de identidad propia con influencias española, francesa, italiana, indígena y africana; ¿por qué no explotar todos estos recursos, y seguir decidiendo ir a comer pastas y risottos, en lugar de un buen pelao guayanés o un mondongo bien preparado?; y mas importante aun ¿qué caso tiene internacionalizar la cocina venezolana si no la conocemos nosotros mismos?.
A simple vista parece imposible resolver esta problemática a corto plazo, mas no lo es tanto. Una buena, y necesaria, solución es la educación del comensal: ofrecer en las cocinas publicas preparaciones y productos autóctonos y dejar de importar y ofrecer trufas o foie gras, productos que no se identifican como referencia en nuestra memoria gustativa. En caso tal que queramos hacer de la cocina venezolana una cocina mas rentable y llamativa para el comensal, podemos aplicar las técnicas de cocina de vanguardia a los platos típicos, o cuando menos a los productos que nos ofrecen estas latitudes.
El día que lleguemos a este punto, donde todo venezolano conozca su identidad, podremos comenzar a venderla y exportarla. Quizás la manera mas viable de internacionalizarla es emigrar a otros puntos como actuaron los italianos, españoles y franceses para hacerlo de la misma manera que ellos aquí.
Pienso que nuestra tarea como cocineros es pensar menos en el mediterráneo y mas en el caribe y si queremos engañarnos para hacer algo por nuestra identidad gastronómica, entonces pensemos que el caribe es el mediterráneo venezolano.
Adrián Yánez Guerrero
domingo, 3 de febrero de 2008
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1 comentario:
hermano que bueno que empezo de una muy buena manera y sobre todo con su primer articulo publicado espero que las cosas no paren en su blog.
att: Gabriel Castañeda ( el gocho )
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